Evocar… según el diccionario de la RAE; Evocar, del latín evocare, traer algo a la memoria o a la imaginación.
La definición de ésta palabra me ha dejado pensando acerca de ese algo… traer algo a la memoria o a la imaginación. ¿Qué será ese algo?, que cuando se produce el sentido de evocar ocurre en el instante. Es un momento, aparece en nuestra mente la imagen que asociamos por acto de magia, con tal fuerza que no podemos retenerla. No podemos medirla.
Daré un ejemplo: ésta mañana, y como todas las mañanas de trabajo en el muro sigo un ritual para acceder a un estado de concentración. Consiste en permanecer sentado en la arena a una distancia tal que me permita tener un amplio campo de visión del paisaje. De frente al muro y a mis espaldas el territorio de Curanipe, con sus cerros arbolados y las pendientes que lo caracterizan. Me sirvo un mate y lentamente ordeno mis pensamientos. El sonido del mar, percibo las formas del bosque, los cerros labrados, el resplandor del sol, la brisa costera, el cielo extenso… las gaviotas... agrupadas una al lado de la otra, son puntos blancos que contrastan con el azul intenso del mar que tranquilamente descansa en las arenas de la costa.
Un momento… me detengo. Se inicia el vuelo de una, luego la otra, la de al lado y así se dispersan por el cielo, siguiendo la ruta ya ensayada. Una tremenda bandada se levanta, chillan con mas fuerza y cuando toman una cierta altura se pierden en la amplitud del paisaje. Ocurre la evocación.
Sucede que el movimiento de las alas y el blanco de sus cuerpos se hacen notar con el fondo de los cerros… este es el momento cuando mi mente evoca la película Sueños, del director Akira Kurosawa, en el capítulo de “Trigal con Cuervos” cuando representa el óleo de Van Gogh, en una de sus últimas obras maestras del impresionismo.
¿Porqué es importante ahondar en este detalle de evocar imágenes? Ocurre todo el tiempo, es algo personal y constituye mis referenciales… entonces, ¿Qué importancia podría tener?
No tengo respuesta. Sin embargo, el estar consciente de estas evocaciones me permiten construir una visión de reconocimiento de lo que puede signicar mi entorno y bajo que referencias lo estoy percibiendo. De esta manera, podría decir que la forma del paisaje junto a sus movimientos son percibidos unipersonalmente según nuestras experiencias y capacidades de sensibilidad, proyectamos nuestra realidad en base a lo que hemos vivido.
Traer algo a la memoria o a la imaginación… Evocar.
Ahora pienso… el paisaje es uno, las evocaciones seguirán siendo múltiples, y serán nuestras compañeras de viaje en cada lugar que recorramos.
Arquitecto